Historia de los Instrumentos Musicales
Resulta obvio que el ser humano, en la evolución hasta llegar a serlo, está en contacto directo con la Naturaleza y, por lo tanto, percibe todos los “mensajes” que ésta emite constantemente, de todo tipo y significado: lumínicos, sonoros, calóricos, etc.; mensajes que todos y cada uno de los seres vivos interpreta según el momento y la procedencia: peligro, proximidad de alimento o agua, cambios climáticos, etc.
Centrándonos en el sonido, que es lo que nos concierne ahora, el ser humano es conocedor, desde siempre, de la existencia de cientos de sonidos naturales diversos: algunos asociados a eventos agradables, otros asociados al peligro, etc. Son esos sonidos, pues, los que el hombre tiene como referencia cuando, en su afán y necesidad de comunicación, quiere ampliar su lenguaje: eso y su propio cuerpo (si queremos considerar éste como el instrumento más elemental y cercano productor de sonidos).
Ese cuerpo, que puede utilizar a modo de percusión (palmas, golpeteos o palmetazos en diversas partes del cuerpo para obtener diversas sonoridades) por una parte. Pero por otra, también posee la voz, con la que, además de emitir los sonidos básicos para la comunicación vital, también puede imitar sonidos de la naturaleza que conoce e, incluso, puede crear nuevas sonoridades, simplemente utilizando su aparato fonador para emitir sonidos originales, dentro de los límites que impone la voz y sus posibilidades , conocimientos e imaginación.